El informe sobre la economía digital elaborado por la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo de 2024 indica que es muy difícil evaluar el impacto de la economía digital en el medio ambiente. Faltan datos oportunos, comparables y accesibles, y hay pocas normas armonizadas para la presentación de información. Los estudios analíticos se basan en diversas fuentes que se están quedando rápidamente obsoletas debido a la velocidad de los avances digitales. Por ejemplo, los estudios existentes no recogen adecuadamente el impacto ambiental de los recientes avances de la IA o la adopción de las redes móviles de 5G.
Pero sí tenemos algunos datos que son llamativos. Por ejemplo, el auge de tecnologías como la inteligencia artificial y la minería de criptomonedas ha aumentado significativamente el consumo de energía. El consumo de energía de la minería de Bitcoin se multiplicó por 34 entre 2015 y 2020, alcanzando alrededor de 121 teravatios por hora, que es superior al consumo anual de Bélgica o Finlandia.
En 2022 los centros de datos mundiales consumieron 460 teravatios hora, el equivalente a la energía utilizada por 42 millones de hogares en Estados Unidos en un año. Se espera que esta cifra se duplique en 2026. La dependencia de la ONU también cita cálculos que indican que el sector digital es responsable de entre el 1,5% y el 3,2% de las emisiones mundiales de efecto invernadero, cifra similar a la del transporte aéreo y marítimo.
Entre 2018 y 2022, el consumo de electricidad de trece de los principales operadores de centros de datos se duplicó con creces, lo que según este informe pone de relieve la urgencia de abordar las huellas energética e hídrica de estas tecnologías.
El informe también señala que Google reveló que, en 2022, el consumo total de agua en sus centros de datos y oficinas ascendió a unos 21,2 millones de metros cúbicos. Para el mismo año, Microsoft informó que su consumo de agua era de 6,4 millones de metros cúbicos. A esto hay que añadirle que el consumo de agua por parte de estas instalaciones ha avivado las tensiones en comunidades de varios países. Según Microsoft, sólo la formación para ChatGPT-3 requirió un consumo estimado de 700.000 litros de agua limpia y fresca, detalló.
El comercio electrónico se ha disparado y los compradores en línea han pasado de menos de 100 millones en el año 2000 a 2.300 millones en 2021. Este aumento ha provocado un incremento del 30% de los residuos digitales entre 2010 y 2022, hasta alcanzar los 10,5 millones de toneladas en todo el mundo. La gestión de los residuos digitales sigue siendo inadecuada. Esto es muy preocupante dada la contaminación que generan y su impacto en el medio ambiente.
Rebeca Grynspan, Secretaria General de la UNCTAD, indica que la economía digital, a menudo elogiada por su naturaleza virtual e intangible, ha creado la ilusión de un mundo libre de residuos materiales. El Informe sobre la economía digital 2024 pone de relieve el impacto ambiental directo de nuestra creciente dependencia de las herramientas digitales, incluidos el agotamiento de las materias primas, el consumo de agua y energía, la calidad del aire, la contaminación y la generación de residuos. Este impacto se ve acentuado por tecnologías emergentes como la inteligencia artificial y la Internet de los objetos. Una economía digital justa y sostenible requiere políticas justas y sostenibles.
António Guterres, secretario General de las Naciones Unidas apunta que muchos países en desarrollo se siguen encontrando con obstáculos para acceder a las tecnologías digitales que requieren para satisfacer sus necesidades de desarrollo, al tiempo que soportan el peso del empobrecimiento del medio ambiente, los residuos y el cambio climático.
No podemos abordar la digitalización y la sostenibilidad ambiental por separado. Este informe aboga por una recopilación más exhaustiva de datos sobre el impacto ambiental de la digitalización, y por marcos de política digital que impulsen los Objetivos de Desarrollo Sostenible y respeten los compromisos climáticos. Al mismo tiempo es una señal de alarma que nos insta a afrontar las consecuencias ambientales de nuestro estilo de vida digital.
Podéis acceder al informe aquí: https://unctad.org/system/files/official-document/der2024_overview_es.pdf
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