Al usar una red social, por ejemplo Facebook o Instagram, dicha red social recopila mucha información sobre sus usuarios. Las redes sociales son “gratis”, es una de las razones por las que todo el mundo la utiliza. Cualquiera con un poco de conocimiento sobre Internet sabe que en el mundo digital nadie regala nada. Cuando nos invitan a utilizar algo gratuito, lo que no cuesta dinero, cuesta información.
Facebook sabe a qué hora te levantas y a qué hora te acuestas. Lo calcula viendo tu primera y última conexión, ya que cada vez más gente lo primero que hace tras levantarse y lo último que hacen antes de dormir es consultar Facebook o la red social a la que esté enganchado. Sabe cuánto tiempo estás conectado, con quién hablas, cuantos amigos tienes, desde dónde te conectas y dónde vives. Sabe qué tipo de dispositivos tienes, lo hace viendo desde qué aparatos te conectas, y sabe con qué frecuencia cambias de aparatos, puede calcular tu nivel adquisitivo.
El año pasado lanzó una patente para saber con quién vives en casa o quienes son tus vecinos, basada en las IPs de los dispositivos de los usuarios. Es capaz de hacer mapas mostrando por dónde te mueves cada día.
Sabe lo que te gusta. Analiza lo que escribes, con quién estás cuando publicas algo, qué ideología política tienes, que creencias religiosas procesas, cuales son tus valores sociales y morales. Ve todo lo que compartes, las noticias que lees, los juegos a los que juegas. Analiza los mensajes privados que mandas a otras personas. Sus algoritmos ya son capaces de descubrir los estados de ánimo de los usuarios analizando su forma de escribir. No debemos olvidar que Facebook es propietaria de Instagram y WhatsApp y que ha sido acusada de cruzar los datos de los usuarios de sus redes sociales sin su permiso.
Analiza las fotos que subes: el tipo de ropa que llevas, cómo es tu casa, tu coche, los viajes que realizas… Sabe cuales son los anuncios en los que haces clic, todo lo que compartes, con qué te indignas y qué te encanta.
Sabe cuándo tienes una relación, cuando la has terminado, o cuándo una relación es complicada. También es capaz de saber cuándo estás dejando de estar enamorado con tu pareja o una relación está a punto de acabar. Monitoriza tu salud.
Ya se realizan perfiles psicológicos terroríficamente acertados sobre los usuarios y se utilizan para fines publicitarios y manipulativos como pudimos comprobar en la campaña electoral de Trump o el Brexit. La información es poder y lo saben todo sobre sus usuarios.
Cada vez pasamos más tiempo dentro de esos monstruos, nos han devorado. Hace mucho que sucumbimos a sus encantos y ya es imposible salir. Su modelo de negocio es la publicidad y la venta de datos que generan sus usuarios. ¿Qué datos? Todo lo que hemos comentado. Las redes sociales están diseñadas para que pasemos cada vez más tiempo usándolas, crean adictos, cuanto más tiempo estemos usándolas, más publicidad vamos a consumir y más información vamos a generar. Eso es mucho dinero.
Facebook no protege nuestra privacidad, ni quiere aceptar ningún tipo de regulación externa. Dicen que lo tienen todo controlado, sin embargo llevan años pidiendo perdón a sus usuarios después de cada escándalo y siempre prometen que van a trabajar más duro para mejorar. Prácticamente todos los meses saltan alertas de brechas de seguridad de Facebook diciendo que nuestros datos han quedad expuestos. ¿Qué datos? Los que hemos estado comentando. Lo que comenzó como un sueño de un universitario se ha convertido en una pesadilla.
Pero seguimos usando Facebook a diario, somos animales de costumbres. Al fin y al cabo es “gratis” y todo el mundo lo utiliza, si dejamos de hacerlo, ¿cómo nos vamos a enterar de lo que hacen nuestros familiares y amigos? Nadie se plantea dejar de usar Facebook.
Hace mucho que vendimos nuestra privacidad a cambio de likes digitales, a cambio de forjar nuestra autoestima en función de lo que los demás piensan sobre lo que publicamos. Para conseguir más likes, creamos imágenes irreales de nosotros, forzamos situaciones y fingimos ser aquello que creemos que gusta a los demás. Forjamos nuestra autoestima en función de los que los demás piensan sobre la imagen irreal que nos hemos creado, nuestro personaje. Somos cada vez más infelices y tenemos cada vez más ansiedad intentando mantener y mejorar ese personaje.
Y como nos va muy bien así, hemos decidido hacer la vista gorda y dejar que niños y adolescentes sigan nuestro camino y se inicien en las redes sociales cada vez a edades más tempranas. ¿Qué puede salir mal?
Comments