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Educación digital

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Redes sociales, pantallas e hipnosis social

Actualizado: 3 ene

Cada vez que hablo con padres y madres sobre los menores y el mundo digital siempre hay una cosa que me llama la atención: La mayoría son conscientes de los riesgos que hay y de lo inapropiado de, por ejemplo, permitir que niños usen redes sociales, pero aún así permiten que sus hijos e hijas con 10, 11, 12 años usen redes sociales sin control. “Solamente miran”.


Usan aplicaciones de control parental en los dispositivos, y el nombre de “control parental” les hace pensar que están controlando lo que hacen sus hijos e hijas. Con esas aplicaciones se puede monitorizar y establecer cómo se van a usar los dispositivos, el tiempo, qué tipo de aplicacionesueden usar o el tipo de o contenidos que pueden ver en internet… pero no se puede controlar lo que los menores hacen en las redes sociales. Además, cuando los menores pasan a secundaria, parece que por arte de magia los riesgos de usar redes sociales disminuyen y que no tiene importancia que aumenten el tiempo de uso de pantallas.


Muchas familias tienen interiorizada una forma de pensar que está muy extendida en la sociedad: “Mis hijos e hijas están a salvo, no les va a pasar nada. Los de los demás están en riesgo pero los míos no.”


No entiendo muy bien por qué ocurre, pero tenemos que reconocer que está ahí y hacer una reflexión al respecto. Esa forma de pensar está muy relacionada con otra parecida: “Sí, a lo mejor lo que estoy haciendo es peligroso, pero yo controlo, a mí no me va a suceder nada”.


En las sesiones que hacemos con familias, ya no se cómo explicar que si no seguimos las pautas recomendadas todos los menores, niños y adolescentes, están en riesgo en el mundo digital, todos. Las familias lo escuchan y están de acuerdo. Pero luego sus hijos e hijas siguen usando las redes sociales como hasta entonces, viendo TikTok, subiendo videos, hablando con otros usuarios… Siguen pensando que sus hijos e hijas no están en riesgo.


Y cuando vuelvo a coincidir con ellos me dicen “Sí, sí, siguen usando las redes, pero está controlado”. Pues no está controlado, no se puede controlar. Lo que ven en las redes no se puede controlar, lo que les mandan los contactos o personas desconocidas no se puede controlar, la publicidad que ven no se puede controlar…


La mayoría de ataques online de pederastas se realizan cuando los niños están en casa y su familia está en el cuarto de al lado. Se estima que el 20% de los menores hablan con pederastas, pero muchos más sufren intentos de contactos.


Cuando se conoce que hay un caso de ciberacoso, las familias de la víctima y de la persona agresora se sorprenden proque no sospechaban nada, pensaban que todo estaba controlado. Unicef calcula que el 75% de menores sufre violencia digital, no ciberacoso, pero sí violencia. En el último estudio que la Fundación Cola Cao hizo junto con a la Universidad Complutense de Madrid, vieron que casi todos los menores usan internet sin control y que no hablan en casa con sus familias sobre lo que ven o lo que hacen en en el mundo digital.


Cuando muchos niños cuentan a sus familias qué tipo de pornografía ven, los padres “flipan” porque no se esperan que sus hijos e hijas vean pornografía. Desde hace unos años, profesionales de diferentes ámbitos relacionados con el mundo digital venimos advirtiendo de que la mayoría de niños y adolescentes que usan redes sociales ven porno, casi todos. Aún así, las familias se sorprenden cuando descubren que sus hijos ven porno porque “los hijos de los demás a lo mejor sí, pero los míos no”.


Cada vez hay más investigaciones que explican las consecuencias negativas que las redes sociales ejercen sobre la salud mental de los adolescentes. Sin embargo, muchas familias siguen pensando que sus hijos e hijas no las sufren. En muchos centros de ESO, FP y Bachillerato cada vez hay abiertos más protocolos de suicidio, y eso no significa que todos los menores estén en en el mismo nivel de riesgo, pero es una señal bastante clara de lo dañada que está la salud mental adolescente.


Hace muy poco hablaba con un padre que me decía que hay un problema generalizado con las pantallas. Tiene un hijo de 11 años, y al preguntarle si usaba redes sociales me dijo que su hijo no, que solo andaba con TikTok y Youtube. Cuando le pregunté si estaba preocupado por la cantidad de tiempo que su hijo pasaba con la tablet me dijo que no, y al preguntarle cuánto tiempo pasaba me dijo que en verano podía estar 5 horas al día “pero también hacemos muchas cosas en la calle”. Me dijo que al quitarle la tablet o cuando se acababa el tiempo de uso, el niño a veces se enfadaba mucho pero tenía completamente normalizada la situación.


Da lo mismo cuántos datos haya disponibles, da lo mismo si en nuestro pueblo, barrio o calle ocurren casos graves, da lo mismo lo que hagan sus hijos e hijas, las familias siguen pensando que sus hijos e hijas no están en riesgo.


A veces pienso que la sociedad está completamente hipnotizada con las pantallas y las redes sociales: Cuando vemos los riesgos, al retirar la mirada se nos olvida por completo lo que acabamos de ver. Y cuanto más las usamos mayor es el efecto de la hipnosis de las redes sociales.


Adolescente usando una tablet y auriculares en un parque
Con la tablet en el parque

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