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Educación digital

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Lapidaciones digitales: otra forma de violencia digital

Actualizado: 30 ago 2023

Desde hace ya un tiempo en las redes sociales, en los juegos online, en los chats de emisiones en directo en Twitch y Youtube… se están viendo comportamientos que parecía que la sociedad ya había superado hace muchos años.


La lapidación es un medio de ejecución muy antiguo donde los asistentes lanzaban piedras contra un acusado hasta matarlo. El cine nos ha ayudado a poner en imágenes este tipo de asesinato multitudinario donde los ciudadanos descargaban todo su odio e ira sobre una persona, tirando a matar y disfrutando del proceso.

Las redes sociales han facilitado que cada vez que hay una polémica por cualquier cosa, una parte de la sociedad, una multitud enfurecida, arremeta de forma pública contra la persona perpetradora de su indignación. La presunción de inocencia desaparece, aparecen de la nada miles de jueces y verdugos y la persona que está en el centro de esa polémica comienza a recibir cantidades enormes de mensajes, insultos y amenazas llenas de odio.


Independientemente de lo que hayan hecho, generalmente unos comentarios desafortunados, o unas acciones que realmente no afectan la vida de los verdugos, me sorprende ver la facilidad con la que una persona se lanza a realizar este tipo de ejecuciones digitales públicas con tanto entusiasmo. ¿Por qué alguien se cree con el derecho de atacar a alguien de forma violenta solamente porque haya dicho algo que no le gusta? ¿Por qué una persona, en su sano juicio, piensa que puede humillar a otra de forma pública por el motivo que sea y sin consecuencias? ¿Cómo alguien puede disfrutar haciendo algo así? Los comentarios, insultos, amenazas… que se lanzan están llenos de ira y odio. Pero toda esa ira y odio no la han provocado unas declaraciones o unos hecho que no tienen nada que ver con nosotros, todo ese odio, toda esa ira, ya estaban dentro, y esas acciones solamente los han activado.


Da bastante miedo ver el nivel de odio e ira que hay en una parte de la sociedad, y también asusta comprobar que la sociedad en su conjunto legitima estos escarnios públicos, estas lapidaciones digitales, con su silencio. No se muy bien por qué, pero la sociedad no da importancia a estos actos, de lo contrario ya se habría actuado contra ellos.

En lugar de juzgar lo que hacen los demás, en lugar de sonreír cuando vemos que alguien mete la pata o falla en algo, en lugar de desear que haya una polémica para descargar toda nuestra ira, todo nuestro odio, puede que para todo el mundo sea más adecuado pararse un momento, reflexionar sobre qué es lo que nos hace infelices en nuestra vida, qué es lo que nos genera frustración, ira y odio y solucionarlo. Pero no, es mucho más fácil mirar a otro lado, a lo que hacen los demás, reírnos de ellos y unirnos a las lapidaciones digitales como método de liberación de toda nuestra frustración. Una liberación momentánea cobarde, que nos vuelve más insensibles cada vez que la ejecutamos.


Puede que estos actos también tengan que ver con la cantidad de violencia que presenciamos cada día en el mundo digital. Juegos online, películas, series… están repletos de violencia, nos parece estupendo y disfrutamos mucho con ella. En las películas y en muchos juegos, las personas que ejercen la violencia son reflejadas de manera muy positivas y muchas veces se nos muestran como ejemplos a seguir. Son los protagonistas buenos que ejercen la violencia para solucionar los problemas, sin ni siquiera buscar otra solución, como si no existiese otra alternativa.


En los juegos online, muchos niños y adolescentes forman parte activa de esta violencia. Y esta violencia, cada vez más extrema, hace que vayamos subiendo nuestro baremo de violencia aceptable, el nivel de violencia a partir del cual comenzamos a sentir emociones negativas. Al presenciar o formar parte de una u otra forma de la violencia cada día, nuestro nivel de empatía hacia los demás va disminuyendo porque nos afecta cada vez menos. Estamos tan acostumbrados a las peleas, a las palizas, a los asesinatos y a las guerras a diario que los insultos, amenazas y los ataques digitales ya nos parecen insignificantes. Un grito de una persona hacia otra puede ser muy violento, sin embargo ante el nivel de violencia actual no alcanza nuestro baremo de violencia aceptable. Lo mismo ocurre con las discusiones acaloradas, los insultos, las amenazas, los empujones, los bofetones… Eso sí, cuando los perpetradores de estas acciones son niños o adolescentes se pone el grito en el cielo. “¿Cómo es posible que niños de 10 años estén acosando a otros niños?” ”¿Cómo es posible que los adolescentes tengan una forma de relacionarse tan tóxica en los juegos online y en las redes sociales?” Pues es posible porque la sociedad tiene un baremo de violencia aceptable muy alto, y los niños y adolescentes lo único que hacen es reflejarlo.


Es muy triste y descorazonador ver cómo en Twitch y Youtube niños y adolescentes lapidan a sus streamers favoritos y buscan “su fin” cuando cometen errores, e incluso exigen de forma muy violenta que otros streamers también se pronuncien y lancen las últimas piedras digitales que terminen con ellos.

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